CULTURA OTOMI.
El otomí es un pueblo indígena que habita un territorio discontinuo en el centro de México. Está emparentado lingüísticamente con el resto de los pueblos de habla otomangueana, cuyos antepasados han ocupado la Altiplanicie Mexicana desde varios milenios antes de la era cristiana. Actualmente, los otomíes habitan un territorio fragmentado que va del norte de Guanajuato al sureste de Tlaxcala. Sin embargo, la mayor parte de ellos se concentra en los estados de Hidalgo, México y Querétaro. De acuerdo con las estadísticas de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de México, la población étnica[2] otomí sumaba 646.875 personas en la República Mexicana en el año 2000, lo que les convierte en el quinto pueblo indígena más numeroso del país. De ellos, sólo un poco más de la mitad hablaban el otomí. Al respecto, cabe decir que la lengua otomí presenta un alto grado de diversificación interna, de modo que los hablantes de una variedad suelen tener dificultades para comprender a quienes hablan otra lengua. De ahí que los nombres con los que los otomíes se llaman a sí mismos son numerosos: ñätho (valle de Toluca), hñähñu (valle del Mezquital), ñäñho (Santiago Mezquititlán en el Sur de Querétaro) y ñ'yühü (Sierra Norte de Puebla, Pahuatlán) son algunos de los gentilicios que los otomíes emplean para llamarse a sí mismos en sus propias lenguas, aunque es frecuente que, cuando hablan en español, empleen el etnónimo otomí, de origen náhuatl.
Vestimenta
Actividad económica
En las temporadas "libres" del ciclo agrícola, los hombres y mujeres otomíes emigran hacia las zonas metropolitanas de las ciudades de Toluca y México, con objeto de emplearse en el sector secundario o terciario de la economía, a fin de complementar sus ingresos. Las mujeres generalmente se emplean como trabajadoras domésticas. La actividad agrícola, particularmente el cultivo de maíz, constituye la principal actividad económica de los otomíes; quienes, además, crían ovejas, cerdos, vacas, caballos y especies menores como pollos y conejos, entre otros, ya sea para autoconsumo o para la venta, sin que ello les genere ingresos económicos suficientes. En diversos municipios, los otomíes se dedican también a la producción y comercialización de artesanías y otros productos útiles para el trabajo doméstico.
Escritura de los otomíes
De los estudios realizados sobre la escritura de esta lengua, se conoce que se extiende en una amplia parte de la República Mexicana por los estados de Hidalgo, Veracruz, México, Puebla, Querétaro, Tlaxcala y Guanajuato. Debido a la extensión y a la existencia de múltiples variantes dialectales la enseñanza que impartían los profesores bilingües del Departamento de Educación Indígena era a través de alfabetos diferentes de región a región. Se tiene conocimiento de que han existido reuniones en talleres interestatales entre los docentes bilingües representantes de la Academia y de la población hñähñu, pertenecientes a las distintas regiones y variantes dialectales de los estados de Guanajuato, Hidalgo, Estado de México, Puebla, Querétaro, Tlaxcala, Michoacán y Veracruz, con la finalidad de normalizar la escritura otomí. Éstas se han realizado en los siguientes lugares: el primero en la comunidad de Agua de Carrizo, San Pablito, Pahuatlán, Puebla, en agosto de 2002; el segundo en la comunidad de Bomintza, Tolimán, Querétaro, en abril de 2003; el tercero en la comunidad de Tzicatlán, Texcatepec, Veracruz, en agosto de 2004; el cuarto en la comunidad de Pueblo Nuevo, Acambay, Estado de México, en abril de 2005; el quinto en la comunidad de Ixtololoya, Pantepec, Puebla, los días 2 al 4 de agosto de 2006; el sexto en Ixmiquilpan, Hidalgo, junio de 2007; y el último en Cieneguillas, Tierra Blanca, Guanajuato, en julio de 2008. En cada taller se obtuvieron resultados para contribuir al proceso de sistematización de reglas gramaticales y normalización de alfabetos. El documento donde se sintetizan estos avances se denomina Njaua nt’ot’i rä hñähñu, contiene descripciones y reglas de uso del alfabeto, explicaciones ortográficas, nociones gramaticales sobre la lengua otomí y se anexan los acuerdos para el uso del alfabeto. Uno de los acuerdos importantes plasmados en este documento es el de promover el uso de éste alfabeto con la finalidad de que sea apropiado por los hablantes y los procesos de lectura y escritura en otomí se realicen continuamente. Estas reuniones han tenido el respaldo de las autoridades civiles, estatales y educativas (Dirección General de Educación), lo cual permite que la estandarización del alfabeto tenga una mayor difusión. Otro de los acuerdos plasmados en este documento se resume en que las grafías propuestas en los talleres anteriores se aplicarán para las producciones escritas en otomí y en las didácticas de enseñanza y aprendizaje de la lengua; y que los participantes mostrarán materiales para incrementar el acervo escrito en la lengua otomí. Los resultados en el uso de éste alfabeto se evaluarán dentro de 3 ó 4 años, según lo decidan los participantes en el taller. Es importante anotar que los traductores de la versión otomí de la Constitución Política del Estado Libre y Soberano, han participado activamente en estos encuentros interestatales para la consolidación y normalización del alfabeto hñähñu; la traducción en la lengua otomí se escribe de acuerdo con el alfabeto normalizado, producto de las reuniones antes citadas.